Cuando se lanzó el primer Watch Dogs, hubo un pequeño detalle que sin ser revolucionario o especialmente destacable, consiguió cierta viralidad en redes sociales: con una simple pulsación de botón, podíamos ver un resumen de la “vida” de cualquier NPC con el que nos cruzásemos: nombre, profesión, salario anual y algún otro dato más (a veces bastante sórdido).

Eliminando la “N” en “NPC”

Tras los sucesos de Watch Dogs 2, el grupo “hacktivista” DedSec se ha convertido en un fenómeno a nivel mundial, provocando la aparición espontánea de células a lo largo y ancho de todo el globo. Watch Dogs: Legion se centra en la célula de Londres, quienes se ven incriminados en un atentado por un misterioso enemigo conocido únicamente como Día Cero. Tras los atentados, la empresa de seguridad privada Albion toma el control y la ciudad se convierte en un estado totalitario en el que es imposible hacerse una selfie sin que las fuerzas del orden te propinen una paliza.

Con el grupo hacker disuelto, toca empezar de cero y devolverle a la ciudad su libertad: esa es nuestra excusa para empezar a reclutar. Y cualquier ciudadano de Londres, independientemente de su edad, profesión o nivel económico es un potencial recluta para DedSec. Un hacker en potencia.

Al recorrer las calles, podemos usar el smartphone para examinar a cualquier personaje y descubrir sus rasgos, entre los que ahora se incluyen una serie de ventajas que tienen efectos sobre la jugabilidad: puede que nos crucemos con una boxeadora hábil en el cuerpo a cuerpo, o con un experto en drones que cuenta con su propio robot volador personalizado, o con un alcohólico que es más resistente a los golpes cuando está ebrio, o con una anciana con movilidad reducida, o con un ex-policía con flatulencias, o con un estilista adicto a las compras. La variedad es sencillamente enorme. Después de más de treinta horas de partida y habiendo completado la historia principal, todavía seguimos encontrando ventajas que no habíamos visto antes.

Pero los personajes no se unen al grupo de buenas a primeras: el proceso de reclutamiento suele incluir una o varias misiones, dependiendo de lo afín a DedSec que sea el objetivo. Con aquellos que reniegan del grupo, debemos usar una mejora llamada analizador exhaustivo que nos permite revisar la lista de acciones que realizan a lo largo del día y buscar el momento idóneo para ayudarles. Eso en el caso de los personajes “de a pie”, porque también hay una serie de oficios especiales que están ligados a los distritos de la ciudad (los más molones: espía, sicario, domador de abejas… ). Cuando logramos liberar uno, se activa una misión especial que nos recompensa con un especialista.

Hay también un pequeño factor social que nos recuerda al sistema Némesis de Sombras de Mordor/Sombras de Guerra: cada personaje suele tener una o varias relaciones con otros personajes, algo que puede influir a la hora de invitarlos al equipo. Por ejemplo, puede que veamos a un guardia dándole una paliza al amigo de un potencial recluta, o que nos crucemos con el rival empresarial de alguien a quien le hemos echado el ojo. Si intervenimos (salvando en un caso, golpeando en el otro), tendremos un nuevo miembro en el equipo. Por otro lado, también es habitual que personajes a los que hemos eliminado aparezcan horas más tarde para vengarse secuestrando a algunos de nuestros miembros, lo que impide su uso y activa una misión de rescate.

Watch Dogs: Legion es bastante parecido a la segunda entrega en el apartado jugable, empezando por la libertad para cumplir las misiones: ¿que preferimos usar el sigilo? Adelante. ¿Que queremos hackear la red de cámaras y hacerlo todo a distancia? Sin problemas. ¿Que preferimos colarnos con el spider-bot por los conductos de ventilación? Buena idea. Y si queremos tiros, basta con sacar un arma y empezar a disparar. 

Hay que aplaudir el diseño de niveles, porque todas las localizaciones en las que se desarrolla una misión (que son muchísimas, aunque a veces se repiten), han sido diseñadas pensando en todos los estilos de juego, así que a poco que busquemos, vamos a encontrar una forma de acceder hackeando una cámara, a través de un conducto o escalando un muro. A estas opciones hay que sumar la inclusión del dron de carga, que añade una nueva capa de verticalidad al permitirlos surcar los cielos de Londres.

Por desgracia, esto trae consigo un problema que ya presentaba la segunda entrega: las misiones son demasiado parecidas. El objetivo en la inmensa mayoría de casos es infiltrarse en un lugar, descargar los datos y huir. Y aunque el diseño del lugar o las habilidades que usemos sean diferentes, las sensaciones son siempre muy similares. Por suerte hay excepciones, y lo cierto es que entre ellas encontramos auténticas genialidades, como una sección de plataformeo con el spider-bot en el interior de uno de los edificios más emblemáticos de Londres, o una zona a oscuras que debemos superar ayudados por la luz de un dron.

Hay varias novedades en lo jugable, como el mencionado Spider-Bot (que sustituye al Saltarín), nuevos tipos de dron, un camuflaje óptico o un puño americano eléctrico. Pero el cambio, además de en los propios objetos, lo encontramos en que sólo podemos tener equipado uno al mismo tiempo (y no se puede cambiar mientras estemos en una zona enemiga), así que debemos elegir el que más nos guste antes de colarnos en algún sitio.

La mayor novedad en el espectro jugable la encontramos en el combate cuerpo a cuerpo: dado que algunos personajes no tienen acceso a un gran número de armas (y no es posible comprar o recoger las de los enemigos), se ha implementado un sistema de puñetazos, agarres y esquivas. Es muy, pero que muy básico, pero cumple su cometido. Nos gusta que dependiendo del personaje que controlemos, las animaciones sean diferentes (y muy molonas, en el caso de los que cuentan con aptitudes cuerpo a cuerpo). 

Sobre el modo online de Watch Dogs: Legion no podemos contaros nada de momento, pues no estará activo hasta el próximo 3 de diciembre, pero sabemos que incluirá cooperativo para hasta cuatro jugadores, nuevas misiones, nuevos eventos dinámicos, incursiones, el regreso de las invasiones y un modo PvP con combates de Spider-Bots.

El sacrificio de ser todo el mundo

No podemos ni imaginar el trabajo que ha supuesto implementar este sistema de juego que permite controlar a cualquier personaje, literalmente. Ubisoft ha hecho un esfuerzo titánico para que todos sean diferentes, sin importar a quién reclutemos. Y no nos referimos únicamente a sus características jugables: visualmente no hay dos caras iguales, y también hay una gran variedad de animaciones y voces.

watch ofrece un amplio rango de tonos, acentos y formas de hablar. Y lo mismo se aplica a las personalidades, o, mejor dicho, perfiles: hemos jugado con un personaje que, de vez en cuando, le daba por ponerse a rapear; hemos controlando a un personaje que repetía la misma muletilla constantemente; hemos manejado a una mujer de mediana edad, algo estirada, a la que todo el mundo reconocía por la calle; y hemos visto cómo un chico joven decía sentir náuseas tras asesinar a varios enemigos.

Es impresionante aún es ver a todos esos personajes que reclutamos interactuando tanto con protagonistas y villanos, como con el resto de miembros del equipo, ya sea en escenas de vídeo, conversaciones telefónicas o diálogos opcionales en el escondite de DedSec. No sabemos cuántas personalidades o voces diferentes hay en el juego, pero estamos seguros de que el número es demencial.

Es muy complicado involucrarse en la historia cuando no sientes ningún tipo de apego por los personajes que controlas. Una vez superada la sorpresa inicial, todos pasan a ser números, sujetos en una lista en la que no importan ni sus nombres ni sus formas de ser: sólo si son buenos arreando puñetazos o si vienen equipados con un fusil de asalto.

Quizás con la “permadeath” activada la cosa cambie; no lo sabemos, puesto que una vez se desactiva la opción (o elegimos empezar la partida sin ella), no se puede volver a activar. Pero imaginamos que perder a alguien útil resulta doloroso (desde luego, no sabemos qué haríamos sin nuestro John Wick). Y quizás si jugamos todo el tiempo con el mismo personaje se acabe creando un vínculo, pero eso significaría traicionar la propia esencia de Watch Dogs: Legion, que al fin y al cabo es jugar con todo el mundo.

Tampoco ayuda que el argumento sea de los más previsibles que nos hemos echado a la cara en mucho tiempo. Hay giros de guión TAN obvios, que resulta hasta insultante ver a los personajes cayendo en trampas o demorando las respuestas a revelaciones que sabemos desde el principio del juego.

No todo es malo en el plano argumental, por suerte. Hay un par de ideas que juegan con la ética de la tecnología de una forma que pone los pelos de punta, y que bien podrían haber sido sacadas de un episodio de Black Mirror. También nos gusta mucho que Watch Dogs: Legion sea el juego más político de Ubisoft, atreviéndose a tratar injusticias sociales, muy actuales, sin ningún tapujo. Podría haber dado muchísimo más de sí, pues al final la falta de motivación da lugar a una revolución inocua, pero menos es nada.

guachungary

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